La luz azul

  La gran mayoría de las pantallas de los dispositivos informáticos que se emplean en la actualidad emiten una radiación conocida como luz azul, que se encuentra dentro de la luz visible. Esta radiación es beneficiosa en algunos sentidos y perjudicial en otros, y para los usuarios de aparatos informáticos es altamente recomendable conocer ambos.

   La luz azul es parte de la luz visible, la región del espectro electromagnético que el ojo humano es capaz de percibir. Aproximadamente un 25% de la luz blanca, que es la suma de innumerables longitudes de onda, que rodea a todo lo que hay en este planeta es luz azul. Se trata de un componente natural y necesario de la luz y su longitud de onda se encuentra entre los 380 nm y los 475 nm aproximadamente (parte más baja del espectro lumínico). Pero, aunque en general este tipo de luz suele ser benigna, sus radiaciones más energéticas son fuente de problemas y se ha demostrado que una parte de la luz azul puede resultar peligrosa si se abusa de ella.

LUZ AZUL-TURQUESA

  Este tipo de luz azul es el más beneficioso, puesto que su longitud de onda es más larga. Por una parte, sirve para que el cerebro humano sincronice el ritmo biológico del cuerpo con los ritmos cíclicos naturales (luz, temperatura, etc…) a través de los ritmos circadianos, lo que se da también en personas ciegas, ya que este mecanismo no recorre las vías de la visión. Por otra parte, este tipo de luz azul es un tipo de luz que “activa” y anima a una persona, incrementando su rendimiento y su capacidad de aprendizaje. Además, se sabe que la luz azul-turquesa desempeña un papel importante en el reflejo de constricción de la pupila (ayuda a proteger los ojos de la radiación solar).

LUZ AZUL-VIOLETA

  No se deben confundir los rayos de luz azul-violeta con los rayos ultravioleta, puesto que estos últimos, además de pertenecer al espectro de luz no visible, tienen una longitud de onda inferior a la más corta del espectro de luz visible; por otra parte, los rayos ultravioleta son mucho más peligrosos para los seres vivos que los rayos de luz azul-violeta.
  No obstante, la luz azul-violeta es la más extrema del espectro visible, lo que provoca que pueda ser nociva. Este tipo de luz es nociva a corto plazo provocando cansancio y estrés visual [la patología más típica es el Síndrome Visual Informático (SVI)]. Sus efectos nocivos a largo plazo son dañar la retina, acelerando la aparición de DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad), y la formación de cataratas en los ojos del usuario.

EXCESO DE LUZ AZUL

  Independientemente del tipo de luz azul, una sobreexposición a esta es causa de varios problemas, como suele suceder cuando se abusa de cualquier cosa. Así pues, la excesiva exposición a la luz azul puede interferir con la producción de la hormona melatonina, produciendo un estado de vigilia más prolongado. Por su parte, una menor producción de esta hormona puede alterar el metabolismo de la glucosa aumentando el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

PANTALLAS Y LUZ AZUL

  La tecnología actual de las pantallas está basada bien en cristal líquido ["Liquid Crystal Display" (LCD), en inglés], bien en el uso de diodos emisores de luz ["light-emitting diode" (LED), en inglés], que han traído grandes avances en este campo y en otros, mas también son grandes productores de luz azul.
  A esto se debe añadir que la distancia media entre el ojo y la pantalla suele ser reducida (ordenador: 70 cm; tableta: 50 cm; teléfono móvil: 33 cm; por ejemplo), y que el tiempo invertido en ver pantallas actualmente es excesivamente duradero.

PROTECCIONES NATURALES

  Afortunadamente, el propio ser humano tiene cierta protección natural contra la luz azul:
  •   Hay pocos receptores de la luz azul en el ojo: Según estudios oculares, los conos sensibles a las longitudes de onda azules suponen sólo un 2-3% del total, en comparación con un 32% para el verde y un 65% de los conos que responden al rojo. Dicha falta de receptores físicos de la luz azul se compensa por un sistema de amplificación de la señal azul de manera que la percepción humana del color azul es, finalmente, comparable a la del verde y el rojo.
  •   No existen receptores del color azul en la parte más central del ojo: Observando la distribución espacial de los tres tipos de conos (verde, azul y rojo), puede notarse que sólo los conos verdes y rojos están presentes en la fóvea, la que permite ver al ser humano el detalle de las cosas.
  •   Los pigmentos que confieren a la mácula su tonalidad amarillenta ayudan a filtrar las longitudes de onda más cortas: Tales pigmentos minimizan la cantidad de luz que llega a la retina.
  •   El cristalino adquiere adaptaciones para filtrar la luz azul: Con el avance de la edad, el cristalino va obteniendo una coloración amarilla-parda que ayuda a filtar la luz azul.
  No obstante, estas protecciones innatas no son invulnerables y, como cualquier otra parte del cuerpo humano, pueden llegar a fallar si se las fuerza demasiado.

MEDIDAS PREVENTIVAS BÁSICAS CONTRA LA LUZ AZUL

  Para defender nuestra vista (y nuestro sueño) de los efectos nocivos de la luz azul se pueden aplicar los siguientes métodos:
  •   Medidas estándar de descanso ocular: Cada hora y media o dos horas, se deben hacer descansos de entre diez y quince minutos; además, se pueden hacer ejercicios visuales que contribuyan a relajar la vista, como parpadear y alejar la visión de vez en cuando.
  •   Comer frutas y verduras: Los alimentos ricos en antioxidantes protegen frente a la DMAE. Ciertos estudios científicos demuestran que las personas con cataratas suelen tener niveles bajos en su retina de dos antioxidantes: luteína y zeaxatina. La luteína se encuentra en el kiwi, las uvas rojas, el calabacín y la calabaza. Las naranjas, el melón dulce, el mango y la papaya son ricos en zeaxatina. El maíz y las verduras de hoja verde, como el brécol, las espinacas o los guisantes verdes, contienen tanto luteína como zeaxatina.
  •   Ajustar las pantallas para limitar la luz azul que emiten: Los grandes fabricantes suelen ofrecer unas pantallas que son excesivamente luminosas, con colores muy saturados y un contraste excesivo con el fin de hacerlas más atractivas al cliente. Los dispositivos informáticos no necesitan realmente esos colores y esa luminosidad tan saturados, por lo que es conveniente ajustar a la baja tanto ambas como el contraste hasta un nivel más saludable. Eso sí, a gusto del usuario.
  •   Limitar la luz azul mediante programas: Existen aplicaciones que se integran con los sistemas operativos y modifican el equilibrio de color de la pantalla a medida que avanza el día, ofreciendo un color más cálido a las ultimas horas. Estos programas buscan una menor interferencia de la luz azul en la producción de melatonina y, por lo tanto, un mejor descanso al dormir y, por otro lado un menor cansancio al uso de la pantalla. Los más básicos son: Configuración de luz nocturna (Creators Update) de Windows 10, Night shift (iOS y Macintosh), que están integrados en sus respectivos  sistemas operativos, f.lux, e Iris, que son programas de terceros que funcionan en Windows y Macintosh.
  •   Seleccionar temas y fondos de pantalla de colores más cálidos y/o menos luminosos: El fondo de pantalla debe ser de colores suaves, más cálidos o menos brillantes, puesto que así se mantiene bajo control la cantidad de luz azul que emite una pantalla. Por otra parte, es recomendable elegir un tema de escritorio de color neutro o ligeramente cálido.
  •   Utilizar un filtro de pantalla: Existen a la venta filtros específicos para luz azul de todo tipo de pantallas (ordenadores, tabletas, teléfonos móviles, etc.). Dichos filtros se encargan de absorber la luz visible más energética, lo que les confiere un característico color anaranjado.  Hay filtros de tres niveles de protección (a elegir en función del uso) para los principales modelos de teléfonos inteligentes y tabletas, así como para ordenadores portátiles y monitores de distinto tamaño.
  •   Ajustar la iluminación interior: Es importante que el lugar donde se estén visionando las pantallas tenga una iluminación cálida, especialmente si también es de LED, ya que, mientras las bombillas LED de luz blanca fría emiten mayor cantidad de luz azul, las de luz blanco cálido emiten menos.
  •   Protección con gafas: Se pueden emplear gafas con y sin graduación, que tienen tratamiento antirreflejante (se compra ya la gafa así, no se puede añadir a una que previamente no lo tuviera), que filtra la luz azul, o bien son transparentes (tiene tratamientos antirreflejantes más avanzados), o CSR (filtran selectivamente la luz azul). También existen versiones de protecciones contra luz azul para lentillas y gafas de sol.
 Espero que esta entrada haya sido útil al lector.

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